En nuestra penúltima jornada de nuestro viaje, visitamos el campamento de refugiados de Askar, que cuenta con 16.000 habitantes, el 60% de ellos son jóvenes. La situación de la juventud es precisamente uno de los grandes retos a los que se enfrenta la comunidad. Los altos índices de desempleo provoca que muchos jóvenes estén en la calle y ociosos, con los riesgos que ello supone.
La situación de las mujeres es otro de los grandes desafíos, ya que las tasas de violencia de género son altas y eso se suman una cultura y el contexto de la ocupación,que confina y aísla a muchas de ellas en sus hogares. El centro comunitario de mujeres es un espacio único para las mujeres de Askar, donde se trabaja para su desarrollo e independencia social y económica. La asociación de mujeres de Askar trabaja e interactúa además con otras asociaciones de mujeres y movimientos de base. Acciones como el programa de microcréditos que implementa UNRWA desde este centro contribuyen a la generación de espacios de desarrollo económico para estas mujeres.
Dejamos atrás Askar, tras despedirnos y agradecer el afectuoso recibimiento de las mujeres del centro comunitario. De regreso en Jerusalén visitamos la sede de UNRWA donde Khaled Mansour, responsable de transversalización de la perspectiva de género, comparte con nosotras las dificultades a las que se enfrenta a la hora de incorporar el enfoque de género de forma transversal en la Agencia. Ashee Ahmed, oficial de protección de UNRWA, nos explica el trabajo que realiza la Agencia en lo que se refiere al registro y la sistematización de las violaciones de Derechos Humanos en cuestiones relativas a las demoliciones, el Muro, la violencia militar continuada, los desplazamientos de población beduina y la violencia ejercida por los colonos.
Todavía con las imágenes de lo vivido en el campamento de refugiados de Askar muy presentes, nos retiramos a descansar para afrontar nuestra última jornada en Palestina. Hebrón nos espera.