El jueves 27 de noviembre, y en el marco del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino que se celebra cada 29 de noviembre, el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Donostia acogió el concierto Musiqa: de Palestina al mundo, que tuvo como protagonista al pianista refugiado de Palestina en Siria Aeham Ahmad, internacionalmente conocido como el pianista de Yarmouk. Ahmad se dio a conocer cuando, durante la guerra, sacó su piano a las calles como un acto de resiliencia y esperanza, convirtiéndose en un símbolo mundial del poder transformador de la música y de la dignidad humana frente al horror.
El aforo se completó y quienes asistieron pudieron escuchar la interpretación de varias de sus composiciones, marcadas por la guerra, el exilio y la esperanza. A través de la música, el público recorrió la vida de quienes han sobrevivido a años de violencia en Siria y en el que Yarmouk, un campamento reducido a escombros y sometido al asedio y a la escasez, vivió lo que hoy vive Gaza: hambre, destrucción masiva, desplazamiento y pérdidas irreparables.


El concierto ha sido el broche final de un ciclo dedicado a la música, al refugio y a la cultura de paz, organizado por UNRWA Euskadi en colaboración con la Escuela Municipal de Música y Danza de Donostia, y que nos ha permitido reflexionar sobre el papel de la música en contextos de conflicto, además de dar a conocer la realidad de la población refugiada de Palestina en Siria, un país inmerso en una grave crisis humanitaria tras más de trece años de conflicto, donde el 95 % de la población refugiada de Palestina necesita ayuda humanitaria para sobrevivir. El ciclo incluyó también un encuentro del pianista con alumnado de la Escuela de Música de Donostia, una oportunidad para conocer de cerca su historia y su mirada sobre la música y el exilio.
Estas actividades se enmarcan en el proyecto “Estrategias de empoderamiento para reducir la vulnerabilidad de las mujeres refugiadas de Palestina en Siria”, financiado por elankidetza – Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad.